Nueva York en los años 60, los comienzos de una de las más prestigiosas agencias de publicidad y la vida de en uno de los más misteriosos ejecutivos de la firma, Donald Draper, un hombre con un gran talento.

Narra las investigaciones de un equipo del FBI que estudia el perfil psicológico de los criminales más importantes de los Estados Unidos para poder capturarlos.

Workaholics gira entorno a las vidas de Blake, Adam y Anders, tres amigos de la universidad que se licencian y se adentran, por primera vez, en el esfera laboral, con todo lo que ello conlleva. O puede que no. Sin duda alguna, el humor friki es un protagonista más de esta comedia protagonizada por Blake Anderson (House, El séquito), Adam DeVine (Samanta, ¿qué?), y Anders Holm (Traffic Light). Ellos, además de ser los responsables de la mayor parte de los guiones, dan vida a tres especímenes que, extrapolados a una fiesta, podrían presentarse como los que hacen los cócteles explosivos, los tipos responsables que dejan de serlo a determinadas horas y los que son amigos de todo el mundo y no recuerdan ni un solo nombre.

Emily Thorne alquila una casa en los Hamptons durante el verano, aparentemente con la única intención de disfrutar de un descanso en el popular centro turístico. Pero pronto queda claro que hay algo más en su visita. Su verdadero nombre es Amanda Clarke y su padre fue inculpado por un crimen que no cometió y enviado a prisión de por vida. Ella ha venido a los Hamptons para vengarse de las personas que lo traicionaron y lo enviaron a la cárcel.