Un paciente de aspecto siniestro y con una pequeña maleta se desmaya en la sala de espera. El Dr. Kovac, Abby y Sam se hacen cargo, detectan una gran perdida de sangre, probablemente relacionado con una ulcera. El Dr. Pratt se muestra poco receptivo con el paciente al saber que proviene de un centro penitenciario. El cuadro clínico que presenta es tan desesperanzador que el propio paciente rechaza cualquier medida especial. El cuadro médico apoya su decisión. Solo hay tiempo para contar a unos desconocidos su maltrecha vida.

Con la Navidad cerca, el número de pacientes tratados en el servicio de urgencias está aumentando a un ritmo frenético. Tanto, que hasta el equipo del departamento empieza a plantearse la posibilidad de alcanzar los 300 pacientes en 24 horas. Todo un récord por el que están dispuestos a apostar en contra y a favor de que se logre. Uno de esos ingresos es el de una mujer y su hijo, heridos tras un accidente de tráfico. Su estado de salud y la llegada de su marido sacarán a la luz una historia familiar compleja. Mientras, Abby se dispone a viajar a Croacia tras el fallecimiento del padre de Luka, pero primero deberá hacer frente a la preocupación de su marido por el distanciamiento que han sufrido en su matrimonio.