Cuando encuentran a Millicent Lockwood, de 72 años, brutalmente golpeada hasta la muerte en un parque local, la policía se enfoca de inmediato en un local que se le vio discutiendo con ella poco tiempo antes. La autopsia revela poca evidencia, pero Sam Ryan una vez más se niega a hacer que la evidencia que tienen encaje con el sospechoso, lo que lleva a un inevitable choque con la policía. También ve a dos jóvenes, Kelvin Price y Ben Quayle, recrear parte del asesinato. Sin embargo, la policía está siguiendo otras líneas de investigación y no tiene tiempo ni ganas de perseguir las teorías de Sam. Entonces, ella decide emprender su propia investigación.

Convencida de que Kelvin y Ben son los asesinos, Sam Ryan continúa con su propia investigación. También está preocupada de que uno de los chicos pueda hacerse daño después de que un tercer chico, que solo estuvo periféricamente involucrado, se ahorque. La policía teme que su participación pueda llegar a contaminar algunas de las pruebas que tienen, y un enfadado DCI Peter Ross le informa que ha presentado una queja formal ante el forense y el jefe de policía por su comportamiento. Obviamente, esto afecta su relación profesional y personal.