Después de ocho años de guerra, Cayo Julio César finalmente ha puesto fin a la sangrienta conquista de La Galia, cuando está preparando la celebración de su victoria y la vuelta a Roma con su ejército, recibe la noticia de que su hija Julia ha muerto al dar a luz. Cuando el águila dorada, símbolo de su poder es robada, Marco Antonio comandante del ejercito y primo de César, envía a dos soldados a buscarla. A pesar de sus diferencias (Lucius Vorenus es un honorable y pragmático Centurión y Titus Pullo es un arrogante y rebelde legionario) ambos forman un buen equipo y no sólo recuperaran el estandarte, sino que conseguirán la cabeza del ladrón, uno de los hombres de Pompeyo El Grande: ha empezado la guerra.

Nombrado Tribuno del Pueblo, Marco Antonio por orden de César, regresa a Roma para negociar un trato con El Senado ya que en dos semanas finalizará el mandato de César como Gobernador de La Galia. A Marco Antonio lo acompañan Vorenus y Pullo, los dos soldados que recuperaron el águila dorada. Vorenus regresa a casa con su mujer, Niobe, a la que hace ocho años que no ve, aunque la acogida no es la esperada. Por otro lado, Pullo se mete en una pelea que tendrá graves consecuencias.

Treinta millas a las afueras de Roma se detiene y envía a Voreno, Pullo y la caballería Nubia a una misión de reconocimiento, con la orden de avanzar hasta que encuentren resistencia, sin saqueos ni pillajes. César entrega a Vorenus una proclama para la población civil de Roma. Pompeyo convencido de que César atacará Roma, les dice a Cicero y Cato que no tienen los hombres necesarios para defender la ciudad y que por el momento deben realizar una retirada táctica hacia el Sur.

Pompeyo continúa maniobrando fuera de la ciudad e intenta que su hijo Quinto, sea capaz de retener el oro del tesoro que necesita Cesar para mantener la paz en Roma. Mientras tanto, Cesar intenta consolidar su poder en Roma y Atia le preparará una fiesta de bienvenida. Por otra parte, Lucio Voreno trata de empezar su nueva vida fuera del ejército como hombre de negocios, pero se tendrá que enfrentar a Pullo que continúa su carrera como legionario. Ahora, a Pullo la suerte le sonreirá cuando entrega a Quinto Pompeyo a Cesar, que llega a Roma desde campamento de su padre buscando el oro.

Perseguido hasta la costa italiana por la legiones de César, Pompeyo y los Senadores debaten que respuesta dar a la oferta de tregua que les ha ofrecido César. Pompeyo convence a los senadores de aceptar el cesa de la hostilidades, insistiendo en que no es una rendición y que necesitan ganar tiempo para traer tropas nuevas desde Grecia y España. Mientras tanto, César declina la invitaciones de Atia y acepta todas las de Servilia, sus hombres empiezan a sospechar que ella es la razón por la que César a parado el ataque a Pompeyo.

Mientras César espera que lleguen más soldados desde Italia, Pompeyo se prepara para el ataque, seguro de su victoria. Sólo Bruto se muestra inquieto, aunque piensa que La República debe verse libre de tiranos, no puede alegrarse de la derrota de César que ha sido como un padre para él. Mientras una tormenta acaba prácticamente con la 13th Legión. Vorenus y Pullo acaban como náufragos en una pequeña isla desierta, rodeados de los cadáveres de soldados menos afortunados que ellos. Por otro lado llegan a Roma las noticias del trágico destino de la 13th Legión y que sólo Marco Antonio parece haberse salvado. Al recibir estas noticias, Atia no duda que César será vencido y manda a Octavia a pedir protección a Servilia.

La persecución de Pompeyo lleva a César y a sus hombres hasta Egipto, donde visitan al rey Tolomeo de 12 años de edad y a sus consejeros. César les pregunta acerca de sus preparativos de guerra, ya que se ha enterado de que la hermana del rey, Cleopatra, le disputa el trono. Con el propósito de impresionarle, el rey Tolomeo le presenta a la cabeza de Pompeyo El Grande y para sorpresa de toda la corte egipcia, César en vez de mostrar su gratitud, monta en cólera. Tras este suceso César decide mandar a Marco Antonio y a parte de sus hombres de vuelta a Roma, mientras él permanece en Egipto para prevenir la guerra civil.

El Senado se reúne para aprobar el nombramiento de César como Emperador. Por su parte Bruto y Scipio dejan a un lado su honor y apoyan al hombre contra el que un día lucharon, pidiendo a sus compañeros senadores que también lo apoyen. Después de una votación unánime a favor de César, este proclama el fin de la guerra y cinco días de festejos para celebrar su triunfo. Mientras, en el vecindario de Aventine son los días previos a las elecciones municipales y Vorenus, nervioso, prepara su primer discurso de campaña.

Después de su épica batalla en la arena del circo, Pullo y Vorenus se convierten en héroes del pueblo, inspirando multitud de representaciones teatrales, pinturas y canciones. Sin embargo, Vorenus ha desobedecido expresamente las órdenes del Emperador interfiriendo en la ejecución de Pullo y se prepara para el que piensa que será su destino, el destierro. Mientras, Pullo se escapa del hospital aunque todavía sus heridas no están curadas, se desvanece y le llevan hasta casa de Vorenus.

Al día siguiente del asesinato de Julio César, Roma es un hervidero. Marco Antonio, que acaba de escapar de las espadas de Quinto Pompeyo y sus secuaces, decide irse al norte para reunir un ejército y esboza un plan para abandonar la ciudad con Calpurnia -la viuda de Julio César-, Atia y su hijo Octavio. Este último, al enterarse de que ha heredado el apellido y la fortuna de Julio César, insiste para que su familia se quede en Roma. Adentrándose valientemente en los dominios de Servilia, Marco Antonio le propone una tregua para dar a Julio César un funeral digno de su rango y disipar las acusaciones de asesinato que pesan sobre Bruto y los 'libertadores' del Senado. Tras las exequias, el pueblo toma partido por Marco Antonio; Bruto paga cara su sumisión. Voreno, al borde de la locura, prepara el entierro de Niobe. Muy afectado, echa a sus hijas y a Lucio, el hijo ilegítimo. Pullo, de regreso a Roma con Eirene, su nueva esposa (y antigua esclava), acude en su ayuda.

Cleopatra llega a Roma para rendir un último homenaje a Julio César y para tratar de que se reconozca a su joven hijo, pero la aparición de la reina de Egipto intriga a Marco Antonio y disgusta a Atia, que no desea la presencia de una nueva rival en la ceremonia. Para restaura el orden en Roma, Marco Antonio ordena a Voreno que regrese a su puesto de capitán, al tiempo que negocia junto a Pullo una tregua entre facciones enfrentadas. Octavio, maldiciendo a su madre y a Marco Antonio que le impiden disponer de su herencia, obtiene un préstamo para cumplir las promesas que Julio César hizo al pueblo. Octavio y Marco Antonio no logran llegar a una alianza y a un reparto de poder y el primero se ve forzado a abandonar Roma.

Bruto y Casio dedican sus esfuerzos a recaudar fondos para reclutar un ejército. Despojado de su título de cónsul, Marco Antonio, de camino a Macedonia, decide finalmente poner rumbo a la Galia. Sus planes son frustrados por Cicerón, quien entrega un mensaje 'in absentia' al Senado y concede su apoyo a Octavio, el nuevo César. Por su parte, Voreno se ve envuelto en una guerra entre facciones rivales en el Aventino y responsabiliza a Pullo del altercado. En casa de Atia, Octavia flota desde hace horas bajo los efectos del cáñamo, sin sospechar que Servilia trama un complot a sus espaldas.

Servilia, cuya conspiración ha sido descubierta por Duro, se encuentra a merced de Timón. Buscando a Voreno en los campos de Módena, Pullo se reúne con Octavio, que acaba de salir victorioso de una sangrienta batalla contra Marco Antonio. El nuevo César, decidido a volver a Roma con su ejército, envía a Marco Agripa para que avise a Octavia y a Cicerón. Por su parte, al oeste de Turquía, en el campamento de su nuevo ejército de mercenarios, Bruto y Casio trazan sus propios planes. Pullo y Voreno, en busca de los hijos de éste, llegan a un campo de esclavos y sufren una terrible conmoción al descubrir lo que les ha ocurrido.

Desoyendo los consejos de Pullo, Voreno regresa con sus hijas y con Lucio. Enseguida se les suma Lyde y se someten a un ritual de purificación para lavar sus pecados. Al no haber podido triunfar en Roma, Octavio presiona a Cicerón para que lo nombre cónsul, prometiéndole no tomar ninguna decisión sin informarle primero. Octavio se reúne con Atia y Octavia: una le pide que la perdone, mientras que a la otra no le gusta el hombre en que se ha convertido su hermano. Nada más ser nombrado cónsul, Octavio coge al Senado y a Cicerón por sorpresa. Voreno trata de restablecer la paz entre Memmio y Cotta, que se preguntan si no ha perdido su impetuosidad. A fin de vencer al ejército de Bruto y Casio, dos rivales aceptan pasar página y olvidar sus divergencias.

Bruto y Casio comprenden que ya no tienen ventaja militar tras la nueva alianza entre Octavio y Marco Antonio. En Roma, Voreno recibe la orden de ejecutar a la élite de la ciudad. Cicerón intenta advertir a Bruto del peligro que corre su ejército, pero la llegada de Pullo se lo impide. Marco Antonio, al igual que Atia, añade algunos nombres a la lista de condenados. Octavio pone rumbo a Roma. En las llanuras de Filipos, dos ejércitos se enfrentan por el futuro de Roma.

Bruto y Casio comprenden que ya no tienen ventaja militar tras la nueva alianza entre Octavio y Marco Antonio. En Roma, Voreno recibe la orden de ejecutar a la élite de la ciudad. Cicerón intenta advertir a Bruto del peligro que corre su ejército, pero la llegada de Pullo se lo impide. Marco Antonio, al igual que Atia, añade algunos nombres a la lista de condenados. Octavio pone rumbo a Roma. En las llanuras de Filipos, dos ejércitos se enfrentan por el futuro de Roma.

Bruto y Casio dedican sus esfuerzos a recaudar fondos para reclutar un ejército. Despojado de su título de cónsul, Marco Antonio, de camino a Macedonia, decide finalmente poner rumbo a la Galia. Sus planes son frustrados por Cicerón, quien entrega un mensaje 'in absentia' al Senado y concede su apoyo a Octavio, el nuevo César. Por su parte, Voreno se ve envuelto en una guerra entre facciones rivales en el Aventino y responsabiliza a Pullo del altercado. En casa de Atia, Octavia flota desde hace horas bajo los efectos del cáñamo, sin sospechar que Servilia trama un complot a sus espaldas.

Después de ocho años de guerra, Cayo Julio César finalmente ha puesto fin a la sangrienta conquista de La Galia, cuando está preparando la celebración de su victoria y la vuelta a Roma con su ejército, recibe la noticia de que su hija Julia ha muerto al dar a luz. Cuando el águila dorada, símbolo de su poder es robada, Marco Antonio comandante del ejercito y primo de César, envía a dos soldados a buscarla. A pesar de sus diferencias (Lucius Vorenus es un honorable y pragmático Centurión y Titus Pullo es un arrogante y rebelde legionario) ambos forman un buen equipo y no sólo recuperaran el estandarte, sino que conseguirán la cabeza del ladrón, uno de los hombres de Pompeyo El Grande: ha empezado la guerra.

Treinta millas a las afueras de Roma se detiene y envía a Voreno, Pullo y la caballería Nubia a una misión de reconocimiento, con la orden de avanzar hasta que encuentren resistencia, sin saqueos ni pillajes. César entrega a Vorenus una proclama para la población civil de Roma. Pompeyo convencido de que César atacará Roma, les dice a Cicero y Cato que no tienen los hombres necesarios para defender la ciudad y que por el momento deben realizar una retirada táctica hacia el Sur.

Pompeyo continúa maniobrando fuera de la ciudad e intenta que su hijo Quinto, sea capaz de retener el oro del tesoro que necesita Cesar para mantener la paz en Roma. Mientras tanto, Cesar intenta consolidar su poder en Roma y Atia le preparará una fiesta de bienvenida. Por otra parte, Lucio Voreno trata de empezar su nueva vida fuera del ejército como hombre de negocios, pero se tendrá que enfrentar a Pullo que continúa su carrera como legionario. Ahora, a Pullo la suerte le sonreirá cuando entrega a Quinto Pompeyo a Cesar, que llega a Roma desde campamento de su padre buscando el oro.