Sam Ryan ayuda a la policía en la investigación de una colisión de múltiples vehículos que resulta en la muerte de 11 personas. Se le unen dos nuevos colegas: el Dr. Leo Dalton, un patólogo experimentado de Sheffield, y el Dr. Harry Cunningham. Mientras intentan determinar las causas del accidente, encuentran un brazo amputado que no pertenece a ninguna de las víctimas. También tienen que lidiar con la DCI Carol Deacon, cuyo papel en la investigación no les queda del todo claro. Sam y Leo tienen enfoques algo diferentes en su trabajo, especialmente en cómo tratan con la policía. Harry realiza su primera autopsia en un niño.

El misterio del brazo cercenado se resuelve en parte cuando la policía descubre un cuerpo flotando en el río con un brazo faltante. Los patólogos continúan su investigación con poca ayuda de la policía y en particular del DCI Deacon. Cuando ella revela a Tom que dos de los hombres en el accidente eran policías encubiertos, él se da cuenta de que Sam tenía razón y que está siendo manipulado. La policía se niega a decirles qué está ocurriendo y la intromisión de Sam tiene graves consecuencias. Harry sigue intentando encontrar un equilibrio entre la distancia y la compasión mientras uno de los sobrevivientes del choque busca su ayuda.