El Tribunal Supremo rechaza el recurso de un traficante de drogas condenado a muerte, y confirma la sentencia de pena de muerte con la ejecución programada para el próximo lunes. Uno de los abogados defensores en el caso es el antiguo matón de la escuela secundaria de Sam, quien apela directamente a Sam para que interceda ante el presidente. Durante un fin de semana en el que se suponía que participaría en una regata de yates, Sam decide quedarse en la Casa Blanca e intentar convencer a sus compañeros de trabajo y, en última instancia, a Bartlet de que el presidente debería conmutar la sentencia. Mientras tanto, Josh, después de una noche de fuerte consumo de alcohol en una despedida de soltero, se encuentra con Joey Lucas, la directora de campaña de un candidato al Congreso, mientras está resacoso. Ella lo critica por haber cortado el financiamiento del DNC para su candidato, pero la decisión fue intencional, ya que la Casa Blanca apoya al desquiciado conservador que actualmente ocupa el escaño de California. Durante el fin de semana se intercambian opiniones sobre la pena de muerte, incluyendo las de la cuáquera Joey Lucas y el rabino de Toby, y Bartlet termina llamando tanto al Papa como a su antiguo sacerdote parroquial de Nueva Hampshire para buscar consejo.

Un posible candidato de tercer partido amenaza con perturbar la ventaja del Presidente en las encuestas. Mientras Qumar amenaza con culpar a Israel por la muerte de Shareef, Leo debe convencer al embajador israelí de no responder. Charlie le enseña a su nuevo pupilo una lección sobre el gobierno básico. Cuando el comité a cargo de los debates presidenciales decide que solo habrá dos, Sam y CJ proponen una estrategia arriesgada.