Korra, sabiendo quién es Raava, revive el resto de la historia de como Wan se hizo capaz de controlar los demás elementos. Al haber liberado a Vatu, los espíritus del mundo empiezan a contaminarse de caos y maldad, lo que causa que Raava, la luz y el equilibrio, pierda poder. Wan se responsabiliza por sus acciones al oír que se acerca la fecha de la Conversión Armónica, la gran batalla entre los espíritus. Para arreglar las cosas, Wan solicita al Gran León Tortuga del aire le permita el elemento del aire. Este accede, con la condición de que sea Rava quien cargue el poder hasta que Wan logre dominarlo. Wan, por su parte, se compromete a regresar el equilibrio al mundo. Raava le explica a Wan que la Conversión Armónica es la lucha que ocurre cada 10,000 años, en que los grandes espíritus luchan por la conservación o destrucción del mundo, siendo la derrota de Raava el fin de toda vida por diez mil años. Rava y Wan buscan a los demás Leones Tortuga, para adquirir los elementos restantes y prepararse para la confrontación final en el mundo de los espíritus. Antes de esta batalla, Wan descubre que sus amigos siguieron su ejemplo, y usaron el poder del fuego para independizarse de los Leones Tortuga y sus villas. Esto acaba con el equilibrio del mundo, haciendo que espíritus y hombres luchen entre sí. Wan es incapaz de detener la lucha, lo que fortalece a Vatu. En la batalla final, Rava y Wan unen fuerzas en el cuerpo de Wan y así poder derrotar a Vaatu, a pesar del riesgo que esto representa para sus vidas. Ante la derrota, Wan usa la energía de la puerta al mundo de los espíritus para derrotar a Vaatu, fundiéndose definitivamente con Raava, encerrando a Vaatu en el mundo de los espíritus, y creando al primer Avatar. Los espíritus regresan a su mundo, mientras Wan enseña al hombre a respetar la vida y se vuelve un puente entre los mundos. Sin embargo, Wan es incapaz de evitar los conflictos entre los hombres, y muere sin lograr la paz entre e