Brackman se convierte accidentalmente en víctima de un incidente de agresión homofóbica y trata de mantenerlo en secreto a pesar de los ruegos de un antiguo amigo gay de la universidad para testificar contra su agresor. Kelsey está defendiendo al dueño de una empresa maderera que está siendo demandado, junto con un activista ambiental, por un trabajador de una aserradero mutilado después de un accidente que involucró al activista clavando árboles de secuoya. Mientras tanto, Mullaney se arriesga, con la ayuda de Zoey, a defender a una mujer que quiere declararse culpable por posesión de drogas en su apartamento, sabiendo que su novio las dejó allí. El padre de C.J., un veterano actor de teatro y cine, llega a la ciudad desde Inglaterra en un ataque de embriaguez y reabre heridas familiares rociando sal en ellas.

Debido al estrés de su regreso al trabajo, Zoey opta por dejar la oficina del fiscal y decide irse de Los Ángeles y dejar a Mullaney. Mientras tanto, la campaña de Rollins se hunde cada vez más a medida que se acerca la elección. Becker reflexiona sobre su futuro, pero Roxanne ve al mismo Becker de siempre. En la cárcel, Brackman aprende sobre su nueva vida desde detrás de las rejas. Markowitz se recupera lentamente y la frustración se apodera de él y de Kelsey. Mullaney se emociona en su primer caso para la oficina del fiscal al procesar a un hombre en un caso de abuso infantil, que está siendo defendido por una abogada monja.

Morales y Becker están defendiendo a una dominatrix de bondage sexual que está siendo acusada por el asesinato de Eric Schuller y las revelaciones de las conexiones de Schuller con el mundo de la prostitución sacuden a World Wide studios. Mientras tanto, Rollins se encuentra en la incómoda posición de defender a un escultor cuyo derecho a la libertad de expresión y su obra racista han causado disturbios civiles. Brackman y su escritor fantasma encarcelado no están de acuerdo sobre su "autobiografía". Además, el historial médico de Gwen se convierte en un problema con la aseguradora de la firma, mientras que el acosador invisible continúa espiándola.