En 1993, en la comunidad de clase trabajadora y profundamente religiosa de West Memphis, Arkansas, tres niños de ocho años, Stevie Branch, Christopher Byers y Michael Moore, desaparecen de su vecindario. Después de una extensa búsqueda, sus cuerpos atados y golpeados son encontrados al día siguiente. La comunidad y el departamento de policía están convencidos de que los asesinatos son obra de un culto satánico, debido a la naturaleza violenta y sexual del crimen. Un mes después, Damien Echols, Jason Baldwin y Jessie Misskelley Jr., conocidos como los West Memphis Three, son arrestados después de que Misskelley confiesa los asesinatos tras 12 horas de interrogatorio. Son llevados a juicio, donde Baldwin y Misskelley son condenados a cadena perpetua y Echols a pena de muerte, mientras proclaman su inocencia.