Sydney Bristow (Jennifer Garner) vuelve a sentirse presionada por el SD-6, pese a vivir uno de los días más importantes de su vida. La joven espía acaba de terminar sus estudios de postgrado y quiere celebrarlo por todo lo alto. No en vano, Sydney se plantea abandonar la Agencia de Inteligencia, pero el subdirector Kendall (Terry O'Quinn) le advierte que si deja la CIA no podrá seguir viendo a su madre. Además, Sloan (Ron Rifkin) le confiesa a Sydney que conocía su condición de agente doble y le advierte que no se entrometa en sus planes si no quiere que su vida se convierta en un infierno. Por otro lado, Marshall (Kevin Weissman) y Dixon (Carl Lumbly) viven momentos intensos después de descubrir la verdad sobre el SD-6. Marshall consigue adaptarse a su nuevo puesto, pero Dixon se siente traicionado y su mujer le empuja a dejar la vida de agente secreto.

El agente Caplan continúa desparecido y los datos apuntan a que Sloan le mantiene retenido. Sloan está conmocionado por la muerte de su esposa y clama venganza a cualquier precio. Activa a su espía Francie que logra engañar a Will para acceder a un ordenador de la CIA. Por su parte, Sydney decide hablar con la esposa de Caplan para lograr conocer algún dato sobre el paradero del Agente. Su sorpresa es mayúscula cuando descubre que es una agente del KGB con la misión de enamorar a un operario de la CIA y acceder a secretos oficiales.