Cuando uno de los compañeros de armas de abuelo, Moe, muere, él y los chicos regresan a casa en Chicago para el funeral. En el camino se revela que abuelo y Moe tuvieron una mala pelea por una chica. Huey está emocionado de estar en casa con la esperanza de ver a su viejo amigo Cairo, pero descubre que él no quiere tener nada que ver con Huey. En el funeral, abuelo se ve obligado a dar un discurso fúnebre, en el cual revela todas las cosas malas que Moe hizo a lo largo de los años. Pero cuando abuelo ve a la esposa de Moe, la chica por la que pelearon, y ve lo fea que es, se da cuenta de cómo Moe había sido el hombre más grande tratando de reparar su amistad rota.

Abuelo lleva a los niños al cine pero tiene que meterlos de contrabando porque se niega a pagar los precios exorbitantes. Huey intenta sabotear la película, pero el tío Ruckus trata de detenerlo.

Después de que Sarah echa a Tom por una discusión sobre la superestrella Usher, él busca ayuda en los Freeman y en A Pimp Named Slickback.

La inclinación natural de Riley de nunca delatar es desafiada cuando descubre que Ed Wuncler III y Gin Rummy están detrás de una serie de robos en Woodcrest, culminando con el robo del auto de abuelo.

El abuelo y el tío Ruckus ofrecen relatos contradictorios sobre una revuelta de esclavos liderada por un ancestro de Huey y Riley. Huey revela que la verdad es muy diferente a lo que ambos pensaban.

A raíz del fracaso de la protesta de Huey contra la cadena, Weggie Rudlin, el jefe de programación de BET, educado en Harvard, está avanzando con su promesa de crear el programa de realidad de Uncle Ruckus.

El abuelo es elegido como protagonista por la mega-superestrella del escenario y la pantalla, Winston Jerome. Pero cuando resulta que el grupo de teatro es en realidad una secta evangélica homoerótica, le toca a Huey y Riley detenerlo.