Simeon Lee le pide a Poirot que pase las Navidades con él en su mansión en Garston, ya que teme por su vida después de recibir seis diamantes provenientes de su museo en Sudáfrica. Como un huésped inesperado entre los miembros de la familia Lee, Poirot está inmediatamente disponible cuando Lee es encontrado en un charco de sangre, degollado y los diamantes robados.

Poirot no da crédito a lo que ve. ¡La Srta. Lemon, su puntillosa y eficiente secretaria, ha escrito una carta llena de faltas de ortografía! La Srta. Lemon tiene la cabeza en otra parte, y le explica que su hermana lleva una residencia de estudiantes en Londres donde se han producido una serie de robos inexplicados. Aunque sólo sea porque la Srta. Lemon recupere su eficiencia de siempre, Poirot se ofrece a visitar a los estudiantes. Hay una atmósfera incómoda entre los estudiantes de la residencia de la calle Hickory. Leonard Bateson y Sally Fonch acaban de regresar de unas vacaciones en Amsterdam. Esa misma noche se produce otro robo. Alguien roba la mochila de Leonard, la desgarra y retira unos diamantes escondidos. Antes de que Celia Austin pueda decir a sus compañeros lo que vio desde la ventana, muere envenenada con nitrato de morfina. Sólo un ratoncillo es testigo del asesinato... y del resto de asesinatos que se producen en la calle Hickory.

Durante las vacaciones de Poirot y Hastings en el resort francés de Deauville, un lugareño llamado Paul Renauld solicita su ayuda ya que está siendo estafado por unos chilenos. Pero la situación se vuelve preocupante cuando Reauld es raptado y su mujer es atada y amordazada en su dormitorio. Cuando Renauld es encontrado muerto en un búnker del campo de golf y el desafío para el destacado detective francés Giraud es encontrar al asesino primero, Poirot siente que el tiempo se le acaba.

Asesinatos misteriosos, premoniciones misticas y herederos disgustados están a punto de arruinar los planes que Poirot tiene junto a su amigo Hastings. Los poderes sobrenaturales de las hermanas Tripp y los consejos de Poirot a Emily Arundelpara cambiar su testamento no logran evitar el asesinato de Emily. Poirot decide descubir quien envenenó la medicina de Emily Arundel. El único testigo de los hechos es Bob, el perro de la familia.