Tres jóvenes mueren tras ser tiroteados por miembros de una banda rival. Las investigaciones meten a los CSI de lleno en el mundo de los raperos.

Las muertes de un hombre dentro de una limusina y de una chica que aparece magullada en medio de un barrio residencial ocuparán a los CSI que pronto descubrirán que ambas víctimas están relacionadas con la familia de aquel chico al que Greg atropelló en defensa propia.

Grissom y Nick acuden al escenario donde una mujer ha muerto abatida tras recibir varios disparos la noche anterior. Los forenses observan que la víctima presenta dos orificios de entrada y dos de salida y descubren siete casquillos de bala en el suelo de la habitación. Las primeras hipótesis apuntan a que la joven sorprendió a unos ladrones mientras robaban, ya que los cajones estaban revueltos. El jefe del C.S.I. descubre una extraña mancha circular de sangre en el suelo, procedente de un agujero en el techo. Nick, por su parte, pide a varios forenses que examinen el piso de arriba, donde hallan el cadáver de una segunda víctima: María Espinoza, una anciana. Al parecer una de las balas disparadas en el apartamento de abajo atravesó el techo impactando mortalmente en su cabeza. Mientras recoge los casquillos de bala, Greg localiza en uno de los pisos unos extraños cristales. En el laboratorio, Catherine descubre varios tatuajes con la imagen del dólar en el cuerpo de la primera víctima y constata que la joven empuñaba un revólver en su mano cuando murió. Posteriormente, Brass informa a los miembros del C.S.I. que Drops, promotor de un club nocturno actualmente en prisión, es el propietario de los apartamentos en los que residían ambas víctimas.

La histeria se apodera de los cientos de clientes que acuden a un evento en un hotel cuando un tiburón mata a una mujer en la piscina. Los miembros de C.S.I. acuden al lugar para descubrir cómo el escualo, un tiburón tigre, pudo llegar a la piscina. Los forenses deciden investigar primero a Earnest Boozell, propietario del inmueble, que mantiene una fuerte rivalidad con Danny Macklin, dueño de otro casino. Langston y el doctor Robbins observan un extraño color en el cuerpo de la víctima que indica que la mujer falleció antes de ser atacada por el tiburón. Langston, por su parte, examina el tiburón junto a un veterinario para recabar nuevos datos que le permitan esclarecer el caso.