Joyce Jowett acaba de perder a su esposo cuando un desconocido llamado Nigel Wheeler aparece en Aidensfield preguntando por él. Él es un asesor financiero y aprovecha su estancia en la zona para visitar a otros posibles clientes. Uno de ellos es Jo Weston y el oficial de policía Rowan decide investigarlo más de cerca. George Ward y otros aldeanos han recibido cartas maliciosas. La única pista es que todas están escritas en la misma máquina de escribir.

El sargento Merton está saliendo con Vivienne Keen, pero a la mañana siguiente de una cita ella lo acusa de robarle su bolso. Merton, por supuesto, niega la acusación y es suspendido pendiente de investigación, pero las cosas no lucen bien para él cuando el bolso es encontrado en su apartamento. Además, una acusación similar fue hecha en su contra diez años atrás, pero el caso fue archivado. El oficial Bradley aún cree en la inocencia de su superior y comienza su propia investigación privada, arriesgándose a ser suspendido él mismo. Bernie Scripps está actuando de manera extraña. Ha visto al Dr. Summerbee con frecuencia últimamente y Vernon teme que esté sufriendo de una depresión grave.

El oficial de policía Mason descubre que ser un agente de un pueblo no siempre tiene que ver con el trabajo policial cuando lleva a la enfermera Cassidy en su auto hasta una granja y el granjero le pide ayuda para sacar una vaca del barro. Pero también tiene algunos casos reales cuando alguien roba 12 chelines de la colecta en la iglesia del pueblo y desaparece una fotografía de Ashfordly Hall. La joven Charlie Prentice pide indicaciones para llegar a la finca de Ashfordly y le dice a Oscar Blaketon que está buscando a su padre y está convencida de que es Lord Ashfordly. David Stockwell decide hacer un testamento porque teme dejar un desorden cuando muera. Tal vez eso no fue una buena idea después de todo.