Los detectives Briscoe y Logan investigan el asesinato de Dawn Bryan. La joven mujer afroamericana alguna vez tenía un futuro brillante por delante. Era una buena estudiante e incluso fue votada como la más probable de tener éxito. Parece que todo se derrumbó cuando se enganchó con el crack. Fue disparada con una pistola calibre .45 y su primer sospechoso es su proveedor y a veces novio, que se hace llamar Skate. La familia de la mujer fallecida está devastada por la pérdida de su hija, pero sienten que la perdieron hace mucho tiempo cuando se enganchó a las drogas. Cuando las pruebas apuntan a un miembro de la familia como el posible culpable, el fiscal ADA Stone y el fiscal DA Adam Schiff sienten mucha simpatía. Sin embargo, Paul Robinette no cree que nadie deba tener indulgencia y presiona para una acusación por un gran jurado.

La investigación sobre el asesinato del director financiero de una empresa de alimentos para bebés lleva a Briscoe y Logan directamente a la mafia rusa y a su líder, quien ahora se hace llamar Steven Green. Cuando arrestan al tirador, el fiscal Stone no duda en manipular su situación para lograr que testifique contra Green. Sin embargo, dado que nadie puede ser declarado culpable únicamente basándose en el testimonio de un cómplice del mismo crimen, Stone necesita desesperadamente otro testigo. Ann Madsen tenía tratos comerciales con Green y puede testificar haber visto al tirador en la oficina de Green el día del asesinato. Sin embargo, al momento de testificar, cambia su versión, claramente por miedo a su vida. Stone deja en claro que irá a la cárcel si no dice la verdad, pero esto conduce a una tragedia y obliga a Stone a tomar una decisión importante sobre su futuro.