La policía de Miami persigue a dos ladrones que huyen a toda velocidad en un coche tras haber cometido un robo. Cuando los delicuentes llegan a un puente levadizo, concluye la persecución y todos asisten a una impactante escena: el cuerpo sin vida de Jake Richmond está colgado de la estructura. El equipo de Horatio se desplaza a la escena del crimen, donde descubren que la víctima recibió dos disparos en los ojos: todo apunta a que fue asesinado antes de ser ahorcado. Entre sus pertenencias, aparece una carta de una baraja de póquer, el comodín. Los forenses descubren que Richmond era dueño de cinco clubes en South Beach y que la soga con la que fue colgado pertenece al pasamanos de uno de sus locales. Los resultados de la autopsia revelan restos de una extraña sustancia en los labios de la víctima. Tras la visita de uno de los locales de Jake, los C.S.I. encuentran un formulario de la Universidad de Miami con restos de sangre de la víctima. Siguiendo estas pistas, los forenses se centran en el mundo del séptimo arte, ya que el formulario pertenece a la clase de Meyers, profesor de guión de un curso de cinematografía. Por otra parte, el análisis de las huellas encontradas en la soga de la víctima pertenecen a Norman Stein, un productor de cine. Stein confiesa haber contratado a dos estudiantes para escribir una historia sobre los clubes de la ciudad, a quienes llevó a uno de los bares de la víctima en busca de inspiración.

Unos traperos urbanos descubren en un hotel abandonado los cuerpos de dos hombres. Están tumbados en una bañera y presentan sendos disparos en la parte posterior de la cabeza, como si hubieran sido ejecutados. Uno de ellos, García Vargas, está muerto y su hermano, Mariano, está gravemente herido.