Robadores encapuchados detienen un tren justo fuera de Aidensfield y escapan con varias bolsas de correo que contienen dinero en efectivo y valores. El conductor del tren, Brown, trata de detenerlos, pero es tiroteado y asesinado. El caso es asignado al inspector Ludlow, quien no está muy contento de ver de nuevo al oficial Mason. Especialmente porque Mason tiene muchas sugerencias sobre cómo atrapar a los ladrones y Ludlow ya ha formado su opinión sobre quién está detrás de todo esto. Por otro lado, Mason solo quiere que los ladrones sean capturados porque Brown deja a una esposa y dos hijos pequeños, y logra convencer al sargento Dawson de que se una a su causa. La tía Peggy recibe una carta de un abogado que le dice que es heredera de un pariente lejano y está convencida de que hay una fortuna para ella. Incluso cuando se entera de que su herencia es un caballo de carreras en lugar de dinero, porque ella cree que ganará una fortuna en premios, al menos hasta que ve al animal.