En 2010, Robert Kinsey es presidente de un valiente nuevo mundo desde que concluyó la alianza con los Aschen, una raza descubierta por SG-1 que permite a la humanidad disfrutar de su ciencia y tecnología avanzada, incluida una vacuna contra el envejecimiento. Sam, ahora una científica civil, está casada con el embajador Joe Faxon, cuya única preocupación es no poder quedar embarazada. Cuando ella y la Dra. Fraser revisan la computadora del doctor Aschen Mollem, quien se sentía superfluo debido a la medicina superior, descubren que la fertilidad humana ha disminuido en un 90% en todo el mundo en tres años. Sam, Daniel y Teal'c acuden al general retirado Jack, quien siempre advirtió sobre entregar el control tecnológico, para un plan audaz de retroceder en el tiempo como lo hizo el general Hammond una vez, enviando un mensaje a su pasado con la hora exacta de una llamarada solar, que Sam puede calcular usando la computadora Aschen. Solo les falta un ingrediente: el dispositivo GDO para controlar el iris del Stargate, que está en la Casa Blanca. Sam le implora a su esposo Joe que lo robe, pero él tiene un secreto además de objeciones sinceras.

When SG-1 inadvertently dooms a planet upon arrival, the team must overcome Asgardian diplomacy and indigenous religious prejudice to put things right.

El dueño y CEO de Colson Industries declara en una conferencia de prensa que existe vida alienígena y que tiene pruebas. El SGC no logra silenciarlo en la batalla por la Antártida. Sin embargo, se llevan una gran sorpresa cuando las pruebas que muestra a los medios no son imágenes de satélite, sino un Asgard vivo.