Jen regresa de París; en casa encuentra una vista curiosa. Todos los agentes de NCIS en Washington deben hacerse pruebas de polígrafo; Gibbs y el equipo investigan eso. Tony y Jeanne lidian con un peatón herido; Jeanne presenta a Tony a su padre.

Tony conoce al padre de Jeanne; Tony se disculpa para mover su Mustang, que explota mientras la pandilla mira; Ducky dice que la víctima no es Tony. La Rana se encuentra con Jen, pero ella le permite irse; Gibbs y los demás lo persiguen pero llegan demasiado tarde.

Fornell y sus Hoovers llegan a la bahía del escuadrón; él dice que el equipo de Gibbs está bajo investigación por el asesinato de la Rana. Sin embargo, la pandilla de Gibbs investiga al FBI, y ellos juntan las piezas y se las explican a los trajes.

En el contexto de la muerte de Jenny, el Subdirector Vance busca a Franks, quien escapó del restaurante después de matar al cuarto pistolero. Mientras tanto, Tony y Ziva intentan localizar al responsable, al tiempo que lidian con las consecuencias de no haber cumplido con su misión de proteger a la Directora. Las pistas apuntan a una antigua asesina a sueldo llamada Natasha, a quien Jenny no logró asesinar en París nueve años atrás, cuando estaban trabajando juntos en una misión ella y Gibbs. Desde que Gibbs mató al amante de Natasha, ella ha regresado a Estados Unidos en busca de venganza. Natasha, quien nunca lo vio venir, es asesinada por Franks, después de que Gibbs le tendió una trampa en la casa de Jenny. Gibbs incendia la casa para encubrir la muerte de Jenny, haciendo que el público crea que murió por inhalación de humo. En medio de las consecuencias del funeral de Jenny, el recién nombrado Director Vance destruye una página de su expediente en la oficina de la Directora y termina el estatus de enlace de Ziva (enviándola de vuelta a Israel), reasigna a McGee a la división de delitos cibernéticos y envía a Tony al USS Ronald Reagan. Luego, Vance le entrega a Gibbs los expedientes de su nuevo equipo.