Stillman pide a Rush que investigue el asesinato, sin resolver desde 1980, de un niño de ocho años. Stillman trabajó en el caso y todavía está obsesionado con él. Inicialmente, el equipo se centró en un delincuente local que escapó rápidamente después del asesinato. Después la madre de la víctima se convirtió en sospechosa. Los detectives interrogaron a un antiguo sacerdote del barrio, que ahora está retirado, y descubrieron que el sacerdote escuchó la confesión del asesino pero se negaba a revelar su identidad. Rush trama un plan para atrapar al asesino, un viejo vendedor de farmacia que ahora es un exitoso hombre de negocios, para que confiese.

Mientras el equipo intensifica sus esfuerzos en la búsqueda de la persona que asesinó a la primera cadete femenina; Rush revive recuerdos dolorosos de cuando ella tuvo que abrirse camino cono la primer detective de homicidios en el departamento de policía de Filadelfia.

El equipo reabre una investigación iniciada por el teniente Stillman en 1983 y relacionada con la extraña muerte de un adolescente de origen chino. La novia del joven había sido asesinada por una banda callejera de Chinatown unos meses antes y el equipo estudia la relación entre ambos sucesos. En el terreno personal, la vida amorosa de Lilly sigue tambaleándose entre las dudas existenciales y la soledad de su apartamento.