Carter comete el error de llevar a la ingenua de su novia, Kem, a la sala de urgencias. Lo quiera o no, Kem causa gran expectación allá donde va, en una sala de enfermos de SIDA, en un aula de clase, o en un desautorizado paseo de paramédicos. Pratt tiene una noche muy dura y se cuestiona su valía como médico mientras atiende a diversos pacientes, incluidos un niño que se ha fracturado la espalda mientras se deslizaba en trineo por la nieve y un anciano con líquido en el pulmón. Entretanto, Gallant acompaña a los paramédicos y por poco recibe un disparo en medio de una violenta discusión doméstica, en la que por otra parte se hace amigo de un chico que está muy asustado. Weaver le dedica un centro nuevo a Romano y esto da mucho que hablar.

Un paciente sicótico jura vengarse del personal médico y roba un tanque del ejército, abriéndose camino por todo Chicago en dirección al hospital. Entretanto, Kovac se alarma ante la falta de preocupación de algunos jóvenes de 13 años a los que se les ha diagnosticado una enfermedad de transmisión sexual. Sam está celosa por la visita de Gillian, una amiga francesa de Kovac, y reflexiona sobre la extraña relación entre una adolescente comprometida y su enfermo padre, que acaba de sufrir un paro cardíaco. A uno de los empleados de la sala de urgencias le da un ataque al corazón. Y Corday que cautivada por un cirujano muy atractivo.

El doctor Gregory Pratt trata a una mujer que sufre convulsiones crónicas e intenta averiguar cual es la causa, para poder hacer un diagnóstico. Por otra parte, Campbell, una atractiva mujer acusa a Pratt de acoso sexual y, Abby Lockhart, piensa cómo puede conseguir la atención de sus conflictivos pacientes de psiquiatría cuando la toca ese departamento. Steve, el padre del hijo de Sam, se va vivir temporalmente al apartamento de Sam. Por ese motivo, Kovac está disgustado. Weaver jura luchar por su bebé, y Chen es cuestionada por sus compañeros de trabajo, por llevarse a su padre, gravemente enfermo, a su casa.