El arqueólogo James Sutton fallece tras regresar del Journeymen’s Club, donde comentó a los allí presentes que había encontrado la respuesta a uno de los crímenes sin resolver más famosos de Nueva York. Stella y Mac examinan el cuerpo y constatan que el hombre fue asesinado tras recibir un disparo en el abdomen. Durante la autopsia, Sid y Hawkes descubren en el cadáver un orificio superficial, hallazgo que demuestra que la víctima no fue disparada a bocajarro. Posteriormente, Sid revela que James tenía otra herida de un disparo anterior, que al no recibir tratamiento médico había debilitado enormemente su aorta. Cuando procesa el escenario, Danny localiza un anzuelo con sangre de Sutton, varios restos sanguíneos y pelos de distintas ratas, evidencias que llevan a Stella hasta Wolford, un vagabundo inofensivo que pesca ratas. Tras analizar un papel doblado que Bonasera halló en la escena del crimen, Adam descubre que el documento oculta un mapa de Manhattan. Tras conseguir la orden judicial, Stella acude al apartamento de Sutton en busca de de nuevas evidencias, donde un desconocido la derriba y le pregunta en griego por un objeto que ella supuestamente quitó al pescador. Cuando logra liberarse, regresa al C.S.I. para facilitar a Mac y a Flack la descripción de su agresor. Mientras prosigue la investigación del caso, Stella visita la embajada griega para hablar con algún responsable sobre el motivo por el que fue atacada. Bonasera explica al cónsul George Kolovos que le gustaría contactar con un experto que le informe sobre recientes robos o le facilite una lista de los contrabandistas más conocidos. Cuando la forense identifica a uno de los funcionarios como el hombre que la atacó, abandona precipitadamente la embajada.

Un hombre es sorprendido por la policía cuando intenta deshacerse del cadáver de una mujer. El sospechoso emprende la huída y fallece poco después empalado. Tras examinar las pertenencias del joven, el C.S.I. descubre en su teléfono móvil un mensaje de texto en el que alguien le pregunta si ha completado el trabajo. En la sala de autopsias, el patólogo forense descubre que la primera víctima murió tras ingerir hidróxido de sodio, prueba que lleva al C.S.I. a investigar unas extrañas fiestas en las que los asistentes degustan una baya africana, denominada la “fruta milagrosa”, que altera el sentido del gusto haciendo que los alimentos amargos sepan dulces. Mientras tanto, Ella McBride, la hija de una víctima de asesinato, entrega a Mac una evidencia que podría ayudarle a descubrir al autor del crimen de su padre: una tarjeta con la inscripción "Quiero que muera".

Mac y el detective Flack acuden a un sórdido motel de Brooklyn tras ser informados de que una mujer ha sido encontrada muerta en una de las habitaciones. Tras efectuar un examen preliminar, los investigadores descubren restos de heroína en la ropa. La víctima resulta ser Anabel Pino, esposa de Marty Pino, un patólogo forense que trabajó en el C.S.I. Los forenses descubren que la adicción al juego del facultativo le llevó a robar los órganos de los cadáveres de los heroinómanos que examinaba. Marty recogía de los cuerpos la heroína aún sin metabolizar para pagar sus deudas. Tras ser despedido del trabajo, continuó llevando a cabo su horrible actividad. Las primeras pesquisas apuntan a que los prestamistas a quien Marty debía dinero ordenaron el asesinato de Anabel. Sin embargo, la investigación da un giro inesperado cuando los forenses constatan que una camarera del hotel se llevó la heroína tras descubrir el cuerpo sin vida de la fallecida. Mientras tanto, Stella continúa investigando la trama de corrupción en la que está implicado un funcionario de la Embajada griega y solicita la colaboración de la detective Angell para que le ayude a capturar a Kolovos y a Diakos. Angell se hace pasar por una experta en la venta de monedas raras y Kolovos cae en la trampa tendida por Bonasera.