Victor se enfrenta a problemas preocupantes tanto en casa como en el tribunal mientras intenta lidiar con las secuelas del juicio por violación de Allison y un caso de discriminación sexual en el que una secretaria del tribunal demanda a un juez que la despidió después de una breve aventura. Mientras tanto, Markowitz asume otro caso de litigio en el que defiende a un rabino ortodoxo anciano y senil que está siendo demandado por negligencia cuando se le resbaló el cuchillo durante una circuncisión. Becker vuelve a lidiar con sus compañeros de trabajo hostiles como socio de la firma ahora llamada 'McKenzie, Brackman, Chaney, Kuzak y Becker'. Además, la astuta y falsa Rosalind Shays comienza un plan secreto para consolidar su base de poder en la firma atrayendo a grupos de clientes influyentes y utilizando sus encantos para llevarse los negocios de los antiguos clientes de la firma.

Brackman está representando a tres ancianos activos que están participando en pruebas para un parche de testosterona y que están en peligro de ser desalojados de su comunidad de ancianos por comportamiento disruptivo. Mientras tanto, Rollins va a la corte federal para representar a un recluso peligroso e incorregible que pide al tribunal que cierre la prisión de máxima seguridad en China Lake donde está recluido. Los socios se toman partido al elegir a un nuevo asociado, donde Morales se opone firmemente a la contratación de Patrick Flanagan, un encantador amigo personal de McKenzie, al informar sobre su historial pasado de sospecha de plagio, plantar pruebas falsas y cometer perjurio en un caso anterior en el que el cliente de Morales fue injustamente enviado a prisión. Pero cuando los socios deciden contratar a Flanagan de todos modos (debido a la presencia de McKenzie)... ¡Morales decide renunciar!