El conductor de la limusina de Kid Rock aparece asesinado en el vehículo, aparentemente con su propia arma: el cantante es el primer sospechoso del crimen. Los agentes se trasladan a la escena del crimen y encuentran en la limusina un papel en el que hay escrito un número de teléfono. Los forenses determinan que la víctima ha sido asesinada en el interior del coche y que mantuvo relaciones sexuales poco antes de morir. Además, encuentran restos de pelos de animal en su abrigo. Los investigadores interrogan al dueño del servicio de limusinas y descubren que el anterior chófer de Kid, Blake Mathers, perdió su trabajo el día anterior. Mathers reconoce que asistió al concierto de Kid con la esperanza de recuperar su trabajo, pero los C.S.I. barajan otra idea: Mathers buscaba un CD de Kid Rock que todavía no había salido a la venta, puesto que la víctima poseía uno. Por otra parte, Mac es alertado de que se han producido unos disparos en el apartamento de Stella. El agente entra en el apartamento y encuentra al novio de la forense en medio de un charco de sangre. Stella reconoce que rompió su relación tras enterarse de que el chico había publicado en Internet unas fotos de contenido sexual en las que ella aparecía. Mac descubre que fue Stella la persona que apretó el gatillo.