Cuando dos enterradores se encuentran trabajando en el cementerio durante la noche de Halloween, una mano emerge de una de las tumbas y ataca a uno de ellos. Más tarde, Mac, Stella y el Dr. Flack reciben el aviso de que un zombie se encuentra tirado en la calle, aparentemente muerto. Cuando llegan a la escena, encuentran al hombre cubierto de sangre y suciedad, con las ropas rasgadas. La autopsia arroja datos paradójicos, porque aunque la causa de la muerte parece ser un traumatismo craneal, su temperatura indica que estaba muerto antes de recibir el golpe mortal. Un análisis pormenorizado de su anatomía revela fragmentos de madera bajo sus uñas que se corresponden con el tipo utilizado en la fabricación de ataúdes. Todo apunta a que el hombre trató de fingir su muerte con algún medicamento para cobrar su propio seguro de vida, pero en el último momento sus compinches decidieron dejarle morir para no repartir el dinero, sin saber que el hombre acabaría saliendo de la tumba para vengarse. Mientras, Lindsay y Danny acuden a investigar un asesinato múltiple ocurrido en un inmueble sobre el que pesa la leyenda de ser una casa encantada: treinta años atrás, un hombre se suicidó allí y su hija desapareció para siempre. Ahora, una familia entera ha sido masacrada y la hija pequeña también ha desaparecido. Cuando Lindsay recorre uno de los pasillos, observa que la pared se tiñe de sangre y escucha un lamento que parece venir del otro lado.

El equipo del CSI investigará en esta ocasión unas peleas de gladiadores de barrio que generan víctimas.