El sastre Frank Hodgson se despierta cuando un automóvil rojo se estrella a través de la ventana de su tienda en medio de la noche, pero solo logra ver cómo retrocede y desaparece. Mike y Jackie apenas regresan de su luna de miel cuando Mike comienza a sospechar que ella está viendo a otro hombre, Sean Banks. Banks es detenido por exceso de velocidad en un automóvil que coincide con la descripción del que se estrelló a través de la ventana de Frank Hodgson, y él menciona a Jackie como coartada. Greengrass ha perdido a su viejo amigo Silas Moorcroft, quien sufrió un ataque al corazón y tuvo que ser llevado de urgencia al hospital. Pero no habrá funeral porque Moorcroft ha donado su cuerpo a la ciencia médica. Por supuesto, Greengrass tiene una solución perfecta para eso.

La época navideña se acerca. Alguien ha estado diezmando la población de ciervos del Lord Ashfordly, y por una vez, Greengrass no es sospechoso. De hecho, accede a ayudar a la policía fingiendo ser un posible comprador para descubrir a los cazadores furtivos. También está ocupado con su última idea, una escuela de manejo usando el coche fúnebre de Bernie Scripps. Jackie está manejando un caso de divorcio para Julia Kendall y quiere que la policía haga cumplir una orden de restricción contra su esposo Frank. Su hija Katie extraña a su padre y todavía lo visita casi todos los días con la esperanza de que sus padres vuelvan a estar juntos. Maggie está a cargo del concierto anual de Navidad y quiere que Katie Kendall cante en el concierto. Una buena idea, porque la joven tiene una voz de ángel.

PC Bradley investigates a break-in at Agnes Moorcroft's guest house, but the only thing missing is the last page of entries in her guest book. Somebody seems to be very interested in her guests Sue Dixon and her daughter Tracey. Bradley thinks it may be her estranged husband, but the attractive Mrs. Dixon also has a big, dark secret in her life. The new health food shop in Ashfordly is desperate for goat's milk and Vernon Scripps is just the man to supply it. Business is booming and soon there are customers - and goats - all over Aidensfield. Especially goats. They turn out to be regular four-legged Harry Houdinis.