En 1874, en el Imperio Ruso, la esposa del príncipe Stephan "Stiva" Oblonsky, la princesa Darya "Dolly", destierra a su esposo de su hogar debido a su infidelidad. La hermana de Stiva, Anna Karenina, una socialité adinerada y querida que vive en San Petersburgo con su esposo mayor, el conde Alexei Karenin, y su hijo, Sergei "Seryozha" Alexeyich Karenin, viaja a Moscú para persuadir a Dolly de perdonar a Stiva.

El Imperio Galáctico ha terminado de construir el arma más poderosa de todas, la Estrella de la muerte, pero un grupo de rebeldes decide realizar una misión de muy alto riesgo: robar los planos de dicha estación antes de que entre en operaciones, mientras se enfrentan también al poderoso Lord Sith conocido como Darth Vader, discípulo del despiadado Emperador Palpatine.

En mayo de 1940, el Partido Laborista de oposición (Reino Unido) en el Parlamento del Reino Unido, en el Debate sobre Noruega, criticó al primer ministro británico Neville Chamberlain por ser demasiado débil frente al avance nazi. Chamberlain le dice a los asesores del Partido Conservador (Reino Unido) que quiere a Edward Wood, primer conde de Halifax, como su sucesor, pero Halifax no cree que sea el momento adecuado. Chamberlain se da cuenta de que el único hombre que los partidos de oposición aceptarán es Winston Churchill, el Primer Lord del Almirantazgo, quien había predicho correctamente el peligro de Adolf Hitler antes de la guerra.

En 1561, María, Reina de Escocia, de diecinueve años de edad, católica y reina de Escocia, regresa a su país de origen desde Francia después de la muerte de su esposo, Francisco II de Francia, para tomar su trono, donde es recibida por su medio hermano, James Stewart, primer conde de Moray. En la vecina Inglaterra, su prima, Isabel I de Inglaterra, de veintiocho años, es la reina protestante de Inglaterra, soltera, sin hijos y amenazada por la posible reclamación de María a su trono. María pronto choca con el clérigo Juan Knox y lo despide de su corte. Knox es un protestante y líder de la Reforma Escocesa, y percibe a María como una amenaza para la supremacía protestante del reino.