Gates, golpeado inconsciente por los atacantes, manipula pruebas, escondiendo un vaso de whisky antes de que llegue la policía para descubrir que Jackie ha desaparecido. Él afirma que acaba de llegar allí él mismo. Hastings y Arnott lo interrogan sobre su relación con Jackie y él admite que fue una antigua llama pero niega tener conocimiento de su lavado de dinero. Arnott se excede al confrontarlo con evidencia que sugiere que estuvo en la casa de Jackie cuando ella fue asesinada, pero se ve desesperado. Gates es apartado del caso y más tarde, mientras investiga el asesinato de Wes, es agarrado por hombres enmascarados y un niño malvado que lo amenazan con culparlo del asesinato de Jackie a menos que se haga cargo de su red de lavado de dinero.

Gates regresa para rescatar a Arnott pero se va antes de que llegue Kate, quien ya ha sido descubierta, para encontrar evidencia de que en el almacén se había guardado un cuerpo. Arnott recuerda que el torturador principal se llamaba Tommy y admite a Kate que Gates lo salvó. Ella cree que él está debilitando su actitud hacia Gates, a quien va a ver en secreto, confirmando su opinión de que Gates es inocente de todos los asesinatos. Convencido de que Gates está en peligro pero puede llevar a los asesinos ante la justicia, Arnott persuade a Hastings para que permita que Gates organice una reunión con Tommy, grabada con un micrófono oculto. Arnott y Kate tienen la intención de encontrarse con ellos, pero antes de que puedan hacerlo, Gates secuestra a Tommy para forzar una confesión antes de cometer un acto extremo en el cumplimiento de su deber.