A pesar de haber dimitido, House se ha dado cuenta de que no puede vivir sin la medicina. Por eso, aunque todavía no pueda ejercer, no dejará de entrometerse en los casos del hospital, especialmente en el del hijo de un influyente hombre de negocios.
Por otro lado, Chase continúa angustiado con el caso del dictador Divala ya que el hospital debe justificar los motivos que causaron su muerte. Ahora se ve obligado a buscar, junto con Foreman, alguna explicación convincente para que el Princeton Plainsboro salga indemne.
Paralelamente, un rico ejecutivo lleva a su hijo al hospital en busca del mejor médico en diagnóstico para curar su enfermedad. El niño ha sido tratado por diferentes doctores, pero ninguno ha logrado averiguar qué enfermedad está terminando con su vida. Aunque Cuddy pondrá a Foreman como responsable del caso, House lo seguirá por su parte y, una vez más, tomará una acertada decisión. Mientras, el padre, absoluto triunfador en los negocios que todo lo que toca lo convierte en oro, cree que el niño es víctima de su éxito y de su gran riqueza, y tomará una difícil decisión para salvar a su hijo. Por otro lado, Trece, tras renunciar a trabajar en el hospital, decide ir a Tailandia, pero pasará algo inesperado con su billete de avión.