Los forenses de Nueva York investigan la muerte de un joven, cuyo cadáver aparece en las vías del metro. Al realizarle la autopsia, los investigadores encuentran un fino polvo metálico sobre el cuerpo de la víctima y, misteriosamente, en una cantidad muy alta. Los agentes descubren que el joven era aficionado a un extraño juego: mantener el equilibrio sobre vagones de tren a gran velocidad. Los C.S.I pronto descartan la hipótesis de una muerte accidental para dar paso a la del asesinato, ya que descubren la existencia de un fuerte golpe en la cabeza de la víctima producido horas antes de que acudiera a practicar su peligrosa afición. Con la ayuda del examen del estómago de la víctima, los forenses consiguen reconstruir su última noche y acercarse al asesino de este peculiar “surfista”. Por otra parte, Stella y Danny se desplazan a una empresa dedicada a realizar operaciones financieras en la que aparece ahorcado un corredor de bolsa en su oficina situada en la planta cuarenta. En un lugar en el que millones de dólares se ganan con la misma facilidad que se pierden, la hipótesis del suicidio no queda descartada. No obstante, tras realizar la autopsia al cadáver, los forenses descubren que la víctima fue asfixiada antes de ser ahorcada. Unas misteriosas fibras encontradas en la garganta de la víctima junto a un cuidadoso examen de las imágenes de la cámara de seguridad de la empresa, harán comprender al equipo del C.S.I. que este asesinato no tiene tanto que ver con el dinero, sino con el orgullo.