Tres casos afrontan los CSI en este episodio. Por un lado Catherine y Grissom investigan la muerte de un recién nacido, que parece ser muerte por asfixia; Nick y Sara se encargan del caso de un chica que aparece muerta en el lago Mead. Warrick, mientras, investiga la posible muerte por electrocución de un hombre que se encontraba sentado en su sofá hablando por teléfono.

El arma homicida de un asesinato es desestimada en la vista previa del juicio por negligencia durante su recolección de la escena del crimen. Sin el cuchillo de la muerte, todo el equipo deberá trabajar contra reloj para reunir otras pruebas con las que enjuiciar al sospechoso.

Durante la revisión de un juicio de hacía cinco años en el que el acusado había sido condenado por asesinato, Grissom se percata de que una de las pruebas que le encausaron ha variado y se ve obligado a reabrir el caso. Ecklie, recientemente ascendido y ahora superior de Grissom, se inquieta por el descrédito hacia el laboratorio que esto pueda llegar a tener.

Los paramédicos acuden a una llamada de urgencia, una mujer se ha caído en la escalera y ha perdido mucha sangre. Cuando llegan sólo pueden confirmar su muerte. Desde ese momento es un caso para el CSI. Todas las miradas se centran en el marido y más aún cuando se descubre que la primera mujer de éste murió en similares condiciones.

En el curso de una investigación, el Sheriff de Las Vegas solicita los conocimientos de Grissom como entomólogo para refutar las alegaciones presentadas en el juicio de un conocido. Catherine se hace cargo entonces del caso que llevaba Grissom sobre el aparente suicidio de una madre primeriza.

Durante el juicio por el homicidio de una estudiante de instituto, la hermana pequeña del acusado, compañero de la víctima, se declara culpable del asesinato. El juez concede setenta y dos horas al CSI para revisar las pruebas y presentar de nuevo el caso.

Un agente de Asuntos Internos interroga a Warrick sobre su relación con Candy y poco después, el forense es exonerado de toda responsabilidad en relación a la muerte de la stripper. Convencido de que Gedda es el autor de la muerte de la chica, Brown continúa investigando el caso hasta que Grissom le suspende de empleo durante dos semanas. Mientras tanto, el doctor Robbins ofrece a los forenses nuevas claves sobre la muerte de Liz Rodríguez, una filántropa cuyo cadáver apareció en el desierto junto a numerosos perros muertos. El patólogo forense explica que vio a la víctima la noche anterior a su muerte en el local donde él actuaba junto a su grupo musical. Las primeras pistas llevan a los investigadores hasta Gino Aquino, miembro de una banda, y una residencia canina. Al parecer, Liz era la mejor preparadora de perros de pelea de Las Vegas y Aquino quería derrotarla para convertirse en el número uno en este lucrativo negocio ilegal. Cuando un equipo del SWAT irrumpe en medio de una pelea de perros, detienen a Aquino junto a su can, cuya saliva se encontró en el cuerpo de Liz. Sin embargo, nuevas evidencias llevan al C.S.I. a ampliar su círculo de sospechosos.