Cathy no quiere ser la persona que siempre es responsable y está en control, especialmente ahora que le han diagnosticado un caso terminal de melanoma. Por eso, echó a Paul de la casa, ya que literalmente quiere ser la persona en su pareja que es vista como aquella que derrama vino libremente en el sofá sin importarle, en lugar de que esa persona siempre sea Paul. Por eso ha decidido que quiere construir una piscina en su patio del tamaño de un sello postal, para poder enseñarle a Adam cómo hacer un clavado en forma de split de banana, como ella hacía cuando tenía su edad. Por eso siente que puede darle a Adam una probada de su propia medicina tratándolo tan descuidadamente como él parece tratarla a ella, todo en un esfuerzo por hacer un punto. Por eso siente que puede ser directa en lugar de ser políticamente correcta con su estudiante Andrea acerca de la combinación de sus comentarios ingeniosos y su peso. Por eso decide que ya no necesita ser cordial con su vecina gruñona, cuyo nombre ni siquiera sabe después de vivir al lado de ella durante cinco años. Y por eso intenta acercarse a Sean a pesar de que él aborrece todo lo relacionado con lo que considera el estilo de vida burgués elegido por Cathy. A pesar de estos cambios, Cathy aún no está lista para contarle a nadie, y mucho menos a su familia - Paul, Adam o Sean - que está muriendo.

Después de la muerte de Marlene, Cathy descubre que Marlene le dejó su casa. Al principio, está dispuesta a dejársela a sus hijas hasta que descubre cuáles son sus planes. El Dr. Miller quiere que pruebe un tratamiento diferente y arriesgado. Y Cathy se entera de que Sean y Rebecca están esperando un bebé.